Los centros educativos de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia tienen larga historia y están arraigados en los lugares donde se ubican. Su presencia es significativa por la oferta educativa y evangelizadora que realizan. Son centros de Educación Infantil, Primaria y ESO de una sola línea.
Las familias valoran nuestros colegios por la calidad de su oferta educativa y algunas también por la propuesta de educación en valores cristianos que se hace en los mismos. El trabajo con las familias y la atención a las mismas son notorios. La comunicación familia-escuela es fluida a través de la labor tutorial del Proyecto Educativo.
En nuestras Comunidades Educativas la presencia de Hermanas es escasa y cada vez menor. Las tareas y responsabilidades compartidas con los Laicos son cada vez mayores. La misión compartida se va haciendo realidad poco a poco. En este momento, son mayoría los Laicos que asumen puestos de responsabilidad e iniciativas para la vivencia y la celebración de la Fe dentro de la Comunidad Educativa. Se cuida y se imparte la formación cristiana y se da importancia a la sensibilización y a las acciones solidarias en favor de los más necesitados. Los Equipos de Pastoral se ocupan eficazmente de animar ambas dimensiones.
Cada día es mayor la presencia de alumnos inmigrantes y familias de otras culturas. Alumnos con necesidades educativas especiales; nuevos modelos de familia, nuevas formas de relación, nuevos roles que condicionan el papel del educador, de la familia y de la escuela.
Estamos viviendo un proceso de cambio, con sus luces y sombras. Nuestros alumnos forman parte de un mundo globalizado; conviven con diferentes culturas y religiones, movimientos migratorios, TIC´S… Un mundo en el que coexisten diversas opciones éticas y culturales; afloran diferentes propuestas morales y religiosas y faltan referentes claros y compartidos.
Esta nueva cultura que conlleva una nueva visión del mundo, nuevos conocimientos, nuevas pautas de comportamiento, el uso de nuevas técnicas, instrumentos y lenguajes... va remodelando todos los rincones de nuestra existencia e incide en todos los ámbitos de nuestra vida personal y social. Afecta a la persona, a la estructura familiar y social y también, a la dimensión religiosa y en nuestro contexto más inmediato, a la transmisión de la fe que se va relegando al ámbito privado.
Descubrimos algunos rasgos de esta sociedad como esperanzas que nos retan e inciden en nuestra misión educativa-evangelizadora:
Conciencia del sentido, el valor y la defensa de la vida, así como de la dignidad humana, sus derechos inviolables, su libertad y responsabilidad.
El valor del pluralismo y la diversidad, la lucha por la libertad y el deseo de eliminar las desigualdades sociales.
La búsqueda de la trascendencia, el deseo de valores auténticos y de espiritualidad profunda.
La preocupación por la ecología, el cuidado de la creación y la sostenibilidad del planeta.
El valor y la influencia de las redes sociales y los medios de comunicación.
Otros rasgos que en cierto modo se contraponen a éstos y nos preocupan e igualmente nos retan:
La violación de los Derechos Humanos que se expresa en la vida cotidiana y más próxima con violencia, maltrato, abusos, exclusión…
La desestructuración familiar que conlleva problemas personales y sociales, y carencias profundas.
La situación mundial, nacional y local de crisis económica, social y política.
La crisis de valores y la falta de referentes.
CLAVES PASTORALES
El concepto “Colegio en Pastoral” ha marcado huella en el quehacer educativo de nuestras instituciones. Las Terciarias capuchinas, como venimos diciendo, concebimos el “Colegio en Pastoral” como una Comunidad educativa que, asumiendo los valores evangélicos dentro de una realidad concreta, vive corresponsablemente un proceso permanente, continuado y global de educación-evangelización.
Esta Pedagogía, basada en el amor, favorece la educación en la fe, adopta el método preventivo, se realiza con actitudes de misericordia, encarnando así el amor de Cristo Buen Pastor y el espíritu de la Sagrada Familia, con actitudes de humildad, alegría, servicio. Ayuda a la conquista progresiva de la libertad, procura un trato individualizado a las personas, y genera responsabilidad en los miembros de la comunidad educativa. (PGPG 66)
Queremos hacerla posible teniendo en cuenta las siguientes claves:
La persona
La pedagogía amigoniana toma como centro a la persona en sus dimensiones fundamentales: antropológica, sociológica y trascendente. Una persona que descubre y potencia sus capacidades y asume cualidades y limitaciones. Que profundiza en los interrogantes vitales y busca el sentido de la vida. Abierta a la interioridad y al misterio, descubre la vida como una vocación humanizadora y concreta su proyecto de vida como servicio en la sociedad y en la Iglesia.
El Evangelio
En nuestra escuela, nuestro proyecto educativo-evangelizador, se entiende desde el Evangelio, en la persona de Jesucristo, Dios y hombre, que es la clave, la llave, que nos permite iluminar y llenar de significado toda la existencia y nos abre un horizonte de esperanza trascendente.
Queremos educar así: en, desde y para la construcción de un proyecto de vida en fidelidad al Evangelio.
El Carisma
Las raíces franciscano-amigonianas de nuestro Carisma, son la clave de una pastoral que mira al mundo con los mismos ojos misericordiosos de Dios, con humildad y sencillez en el trato, acompañando a los más débiles, generando comunión, reconociendo a Cristo en cada persona, sirviéndoles con humildad, fieles al Evangelio y a la Iglesia.
La realidad
Estar en sintonía con los tiempos, acoger la realidad que nos toca vivir como lugar donde Dios se nos hace presente, es otra clave que nos ayuda a formar personalidades creativas, capaces de afrontar en el momento actual lo mucho que aún queda por hacer, cultivando sus potencialidades y contagiando la capacidad de maravillarse y preguntarse por todo aquello que hace parte de la vida.