Carácter propio
Congregación Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia
Nuestro centro pertenece a la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia fundada por el Padre Luis Amigó en 1885.
Nuestro compromiso es servir a la sociedad y a la Iglesia, ofreciendo una educación cristiana comprometida con la excelencia humana, intelectual, física y espiritual de nuestros alumnos/as. Lo hacemos desde el estilo propio de las Terciarias Capuchinas dentro de la familia franciscana amigoniana.
Actualmente en la Congregación son 1277 hermanas distribuidas en 217 fraternidades locales, en 34 países, en 4 continentes.
Padre Luis Amigó
El Padre Luis Amigó nació en el año 1854 en Massamagrell. Su vida estuvo marcada desde su infancia por el amor de Dios. Poco a poco él se fue dando cuenta que precisamente ese amor era el mandamiento principal de un cristiano y que su vida debía transcurrir repartiendo ese amor que recibía de Dios. Se apiadaba de los más desfavorecidos.
El Padre visitaba los barrios más pobres, cuidaba a los enfermos y acudía a las cárceles. Su objetivo era mostrarles cariño y comprensión, así les mostraba un Dios bueno que los quería como un padre.
Vistió su hábito de capuchino a los 20 años de edad y empezó trabajando con aquellas personas que querían vivir como cristianos al estilo de Francisco de Asís. Con el tiempo muchas de ellas se convirtieron en religiosas que querían servir a Dios y al prójimo y de esta forma el Padre Luis Amigó fundó la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia. Desde la congregación atendían enfermos, acogían y educaban a niños huérfanos o desamparados y se anunciaba el Evangelio.
Pedagogía amigoniana
El modelo pedagógico amigoniano propone el desarrollo de las capacidades e intereses de los estudiantes a partir de sus propias convicciones e implica el cambio conceptual de ideas, valores, conocimientos y conductas de los estudiantes sobre sí mismos, la historia y el mundo.
El educador amigoniano es una persona, que educa a través del propio ser y estar;
un pedagogo, que media, conoce, dinamiza, orienta y motiva, y se mantiene, además, siempre en proceso de aprendizaje y estudio.
La Obra Amigoniana nos ofrece, desde la vivencia y expresión de la propia espiritualidad y misión, unas condiciones aptas para el desarrollo integral de nuestra persona en Cristo y una doctrina experimentada para avanzar con espíritu gozoso por el camino del amor.